Santiago no solo es la capital de Chile, también es uno de esos lugares donde cada bocado y cada copa tienen una historia que contar. Si amaneciste con ganas de dejarte sorprender por sabores nuevos o reencontrarte con clásicos en versiones inolvidables, esta ciudad tiene un recorrido perfecto para foodies y amantes del vino. Aquí va una ruta pensada para que tu día sea tan sabroso como inolvidable.
Por la mañana: Viña Concha y Toro, el vino como experiencia
A solo 45 minutos del centro, en la comuna de Pirque, se encuentra uno de los íconos del vino chileno: Viña Concha y Toro. Aunque su etiqueta más famosa, Casillero del Diablo, se conoce en todo el mundo, nada se compara con vivir la experiencia en su lugar de origen.
El tour tradicional incluye un paseo por sus jardines centenarios, viñedos rodeados de historia, y las emblemáticas cavas subterráneas, donde nace la leyenda del Diablo guardián del vino. Pero hay más.
Puedes elegir experiencias como:
Maridajes gourmet: la Experiencia Terrunyo Food & Wine es ideal para comenzar el día con una propuesta gastronómica de alto nivel. Incluye un recorrido guiado, la degustación de cuatro copas de vinos premium, tres vinos de la línea Terrunyo, y un maridaje de tres platos de degustación diseñados para realzar las características de cada cepa.
Catas temáticas: la Experiencia Marques de Casa Concha permite explorar en profundidad una de las líneas más reconocidas de la viña, con una degustación guiada de diez copas maridadas con una fina selección de quesos que realzan los matices y complejidades de cada variedad. Si buscas algo más exclusivo, la Experiencia Cellar Collection ofrece nueve copas de ediciones limitadas en un entorno íntimo dentro de las bodegas históricas acompañada con una fina selección de quesos. Para los curiosos de lo más reciente, The New Wines Concha y Toro presenta una cata de nueve copas centrada en los lanzamientos y estilos innovadores de la casa acompañados con cinco maridajes de degustación “Mar y Tierra”.
Visitas guiadas: el Centro del Vino Concha y Toro propone una experiencia inmersiva en seis salas temáticas que recorren la historia, el terroir y la innovación de la viña. La visita incluye la degustación de cuatro copas, en un formato pensado para quienes quieren aprender de forma clara y sin tecnicismos.
El entorno natural del Maipo Alto completa la experiencia con aire fresco, jardines históricos y vistas a la cordillera que hacen de la mañana un momento inolvidable.
Mediodía: almorzar con identidad
En Santiago, la comida es un reflejo vivo de la cultura. A la hora de almuerzo, la ciudad ofrece un abanico que va desde lo más popular hasta lo más sofisticado.
Mercado Central: un clásico que nunca pasa de moda. Aquí los pescados y mariscos llegan frescos cada mañana. No te pierdas el congrio frito, la paila marina o las machas a la parmesana, platos que forman parte de la memoria gastronómica chilena.
La Vega Central y La Vega Chica: son el corazón palpitante de la cocina popular. Entre pasillos atiborrados de colores y aromas encontrarás jugos naturales recién preparados, cazuelas humeantes, pastel de choclo y porotos granados. Todo servido con ese toque casero y generoso que define la mesa chilena.
Restaurantes de autor
Si prefieres un almuerzo más sofisticado, Santiago cuenta con propuestas de nivel internacional:
Boragó: liderado por Rodolfo Guzmán, está considerado entre los mejores restaurantes del mundo. Cada menú es un viaje por ecosistemas chilenos, con técnicas de vanguardia y productos recolectados en distintas regiones.
99 Restaurante (Providencia): un espacio minimalista y acogedor, con un menú degustación que se reinventa con las estaciones, poniendo en valor la frescura y el origen de cada ingrediente.
Peumayen Ancestral Food (Bellavista): aquí la experiencia es tan sensorial como cultural. Cada plato rescata sabores de pueblos originarios y regiones del país, desde el altiplano hasta la Patagonia, con ingredientes que rara vez se ven en la mesa diaria.
Tarde: pasear, picotear y descubrir
Después de un buen almuerzo, la mejor forma de continuar es caminando y dejándose llevar por los barrios que marcan tendencia en Santiago.
Lastarria: peatonal, dinámica y llena de vida cultural. Es un imán para quienes disfrutan de cafés con encanto, librerías independientes y heladerías artesanales que sorprenden con sabores únicos. La Plaza Mulato Gil de Castro y el Museo de Artes Visuales suelen ser punto de encuentro, y siempre hay alguna feria de diseño o antigüedades para curiosear.
Barrio Italia: el favorito de los amantes del diseño y la autenticidad. Entre talleres de decoración, galerías y tiendas vintage, encontrarás terrazas perfectas para sentarse sin apuro. Aquí el picoteo se convierte en un placer: desde un vino natural servido en copa hasta coctelería de autor en espacios que mezclan modernidad con espíritu de barrio.
Bellavista: más bohemio y ruidoso, pero con un magnetismo que atrae tanto a locales como a viajeros. Sus calles llenas de murales, bares y peñas transmiten un aire festivo que se disfruta mejor con una copa en mano. Además, es la puerta de entrada a la Casa Museo La Chascona de Pablo Neruda, una visita que conecta literatura, arte y vida nocturna.
Noche: cenar con vista y terminar en alto
Cuando cae el sol, Santiago se transforma. Las luces de la ciudad enmarcadas por la cordillera crean un escenario perfecto para disfrutar de la última parte del día.
Sky Costanera: desde lo más alto de Latinoamérica, la vista panorámica de 360° es inolvidable. Cenar aquí es un lujo: platos pensados para armonizar con vinos chilenos mientras la ciudad se ilumina bajo tus pies. Es el tipo de experiencia que convierte una jornada en un recuerdo imborrable.
Rooftops: para un cierre más distendido, pero igual de especial, los bares en altura son la mejor elección. Red2One, en el Hotel W, mezcla coctelería de autor con un ambiente cosmopolita y música en vivo. En Bellavista, Azotea Matilde combina una carta versátil, vinos locales y una terraza con vistas directas al Cerro San Cristóbal. Son espacios perfectos para brindar y dejarse llevar por la energía nocturna de Santiago.
Un día bien servido
Entre copas, platos y paseos, Santiago demuestra que aquí la comida y el vino se viven con pasión. Puedes comenzar la mañana entre viñedos en una bodega legendaria, almorzar en un mercado cargado de historia, pasear por barrios llenos de sabor y terminar con una copa mirando la ciudad iluminada.
Si la gastronomía y el vino están entre tus placeres favoritos, no hay duda: hoy es un gran día para descubrir Santiago.


